Miguelo, esto es para la nueva historia

Una ayudita para que te vayas empapando de la nueva historia.

Profundo dentro de aquella ciudad en Norteamerica, sembrada de edificios, atronada por explosiones de motores y voces reberverantes un silencio preocuopante se esconde de la cotideaneidad.

Edificio Saint Marcus.

Una bella obra arquitectònica, columnas en su entrada, relieves en las murallas, angeles de piedra pendiendo del techo, seis pisos en donde ni un alma ha osado posar su interes durante decadas.

Aquel blancuzco trozo de concreto un hombre descansa sus piernas, apoyado en la escalerilla de la entrada. En su mano un sandwich a medio devorar, en la otra un celular sostenido con firmeza, como si de una poaloma o una rata se tratara, a u costado un humeante cafe en una taza de plastico. Todo esto rodeado del aura mañanera, frigida hora, seis de la mañana.

El hombre del sandwich arropado en su gabardina espera, hasta que algo le sobresalta.
Un hombre se le acerca, un repartidor de diarios, sin mediar gestos o palabras, deposita un diario a sus pies, y se va, caminando por la acera en direcciona ningun lugar, con el bolso repleto de diarios.

El hombre recoge aquel diario, lo abre tembloroso, angustiado, pero exitado y espectante. Recorre las paginas una a una, hasta que sus ojos se posan sobre algo.

Aquel diario amarillista, repleto de historias de posesiones, santos, extraterrestres, seres interdimensionales esta marcado, tal como se lo predijeron.

Aquella marca dentro del diario, un circulo rojo sobre el papel, hecho con un marcador comun encierra el titular de una noticia.

"Tucson, Arizona.

¡Mujer abducida por misterioso ser del espacio!"

Cuando sus ojos terminaron de leer el parrafo, el celular salto de su mano, vibrando y resonando al caer al suelo. Presto el hombre, avergonzado de su torpeza, recoge el celular y lee aquel mensaje de texto que le ha llegado.

Luego sonrie.

Termina su cafe, y su sandwich.

Al final era verdad, y él estaba adentro.

El hombre tomo aquel bus inter estatal, Tucson quedaba lejos.
Los relojes marcaban las siete de la mañana.
El frio cedia a una calida mañana de verano, el sol penetraba por las ventanas del Bus, solo tres objetos proyecataban sombra, dos hombres y una mujer.
Sentados aleatoriamente en los multiples asientos disponibles, observaron durante un segundo todos juntos al Hombre que acababa de subir, se sintió observado.

Tomó asiento, el bus temblo al encenderse, el conductor, un anciano gordo y calvo enfilo por la insterestatal.

Cuando lograron escapar de la ciudad, que extendia sus tentaculos por los campos, el conductor se detuvo, orillo el movil y se levanto de us asiento.

Tomó unas hojas de la guantera y se acerco a los cuatro pasajeros.

"Bienvenidos a la Agencia"

Les dijo al momento que comenzaba a repartir las hojas.

El hombre sorprendido intento leer.

Era una descripciòn completa del caso, las supociciones, teorias y sospechozos.

El ultimo hombre, un joven que con suerte superaba los 20 años se levanto y se acercó puesto por puesto saludando a sus acompañantes.

Saludo a la mujer, y saludo al Hombre del sandwich, màs cuando llegó ferente al ultimo hombre, este s elevanto y le dirigiò la palabra.

"Ni te atrevas a leer mi mente, te meterás en problemas"

El joven le diò sus disculpas, y se sento cerca del hombre del sandwich.

"Tiene malas pulgas parece" dijo el joven al hombre del sandwich.
"asi parece, asi como tambiern parece que estamos los cuatro juntos en esto" le respondio.
El joven asintiò con la cabeza, y no pronuncio palabra durante el viaje.

La mujer dormia con la cabeza apòyada en la ventana, solo los resaltos del autobus la despertaban cada cierto tiempo.

Las palabras escritas en el reporte de la Agencia daban vueltas por la cabeza del hombre apàtico. Qué querían decir cpon "no dejar huellas", su antiguo trabajo como guardia de la Taurus corp le había mpostrado la mas cruel cara de los asesinatos politicos, conspiraciones y corrupcion del pais. Ya no sabia a que atenerse.
"No quiero vovler a asesinar a un hombre" pensaba el hombre apàtico.

El viaje terminò, las lineas del camino desembocaron en la estacion de autobus de Tucson.

El terror los esperaba, una dulce bienvenida que les abriria los ojos a este nuevo mundo.